lunes, 14 de julio de 2008

Caballito de cartón IV

El humo se arrastra por las vías, lentamente inunda Yerbal hacia el Este, como desdibujando las casas, en las que entra sin llamar. No es, en este caso, producto de la quema de rurales pastizales. No huele a pasto quemado ni trae un mensaje de conflicto sojeril.

Es de aquí nomás, de los terrenos ferroviarios usurpados. Su origen: la quema
de basura.Un olor acre, a productos químicos en combustión inunda las casas y departamentos de Caballito. Un olor que no necesita de un análisis demasiado
elaborado, para determinar su alto grado de contaminación.
Y el vecino de Caballito, ese que optó por vivir en el centro de la ciudad, en un
supuesto oasis de civilización urbana; se ve trasladado, por la espesa humareda, a una lejana y desaparecida “quema” del Bajo Flores de los ’50.

Ofende el olfato, cierra la garganta, irrita los ojos; pero sobre todo hace dudar de la determinación de vivir en un barrio donde el metro cubierto tiene un valor de u$s 1.500,-, y hay que compartirlo con vecinos que usurpan tierras, instalan basurales, no pagan impuestos, proceden a quemar poliuretano, vinilo, nylon, y poliéster a
cielo abierto. Esto sería suficiente justificativo para multar y clausurar cualquier industria, y ante la reiteración de la contaminación, proceder a su cierre definitivo o sea a su expulsión y desalojo.

Pero, ¿qué multas, clausuras o desalojos se pueden aplicar a quienes gozan de la
aquiescencia gubernamental y son funcionales a los políticos?
Protección de un gobierno que en lugar de generar puestos de trabajo dignos, donde se brinde cobertura social y se asegure el cumplimiento de leyes tales como la de Educación, que obliga a la asistencia obligatoria hasta el tercer año secundario,
o la que prohíbe el trabajo infantil, o la que establece la obligatoriedad de inscribirse en la AFIP, ya sea como empleado o monotributista.
Ese Estado es el que mantiene a los cartoneros con permisividades o subsidios, con el estadístico fin de incluirlos como “plenamente ocupados” y así mentir un escueto 7% de desocupación (menor a la de España).

Cualquier queja o crítica a quienes provocan la suciedad de las calles, la contaminación del aire o usurpan tierras, tiene asegurada el mote de “facho”, o al menos de “insensible”.

Así se ha formado en el barrio una “mayoría silenciosa”, que por temor a ser etiquetados de ultraderechistas, no suelen expresar, más que en voz baja y ante conocidos, su desaprobación hacia los cartoneros.

Horizonte realizó una encuesta entre los
vecinos, reservando la identidad a pedido de los
encuestados, para medir el grado de aceptación
hacia los cartoneros.

ENCUESTA
Sitios donde se realizó:
- Parque Rivadavia
- Acoyte y Rivadavia
- Plaza Primera Junta
- Paso a nivel de Federico García Lorca
- Paso a nivel de Rojas
Se encuestó a 700 personas, de las
que 512 resultaron ser vecinos del barrio
de Caballito.
Las preguntas fueron:
1.- ¿Es vecino de Caballito?
2.-¿Está de acuerdo con el asentamiento
de los cartoneros en el barrio de
Caballito?
El resultado fue el siguiente:
1.- Por sí: 512
Por no: 188
2.- Por si: 18 (3,5 %)
Por no: 451 (88 %)
No sabe. No contesta: 43 (8,5 %)
fotos: www.caballitoverde.blogspot.com
Quizá los 451 “NO” no sean expresados más
que en voz baja, pero es un susurro al que
debiera prestar atención el gobierno; ya sea el
Nacional o el de la Ciudad. No sea que el susurro
se haga alarido dentro de las urnas en futuras
elecciones.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Además de la quema es increíble como aumento la inseguridad en el barrio desde que está este asentamiento. La zona esta totalmente liberada.